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Charla de café

Hace pocos días fui con mi vieja a tomar algo, mientras hacíamos tiempo, a un café. Una mezcla de las diminutas dimensiones del local y el instinto chusma que habita en todo humano (del cual no soy excepción), hizo que escuchara un diálogo entre dos señores.

Uno de ellos le explicaba al otro que los salesianos lo que hicieron fue correr a los indios (sic) adultos: a los niños no. Porque a los más chicos "los educaban". Es decir que este buen hombre ve un acto de bondad en el hecho violento de adoctrinar a un niño, quitarle su cultura e imponerle la propia.

Peor aún: al señor le parece bien que la violencia física se la lleven los "indios adultos". Sólo había que tener compasión por los niños. Claro: quitarles su origen, su cultura, su identidad no es violencia, según su lógica. Y los indómitos adultos merecían palos y balas.

¿Qué clase de monstruo ve bondad en eso? ¿Qué hicieron la cultura hegemónica  y la religión en ese hombre para que pensara eso tan fuera del sentido común?

Hubiese discutido con el señor, pero a mamá no le gustaba la idea. 

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