Grúas, planos y estructuras metálicas forman parte de la obra. Foto: Infobae |
Crecí con la idea de que Marta Minujín estaba loca. Ese es el calificativo que se le aplica en nuestra sociedad a las personas que se animan a transgredir, a hacer algo diferente. Peor aún, a quienes rompen los esquemas, muchas veces se los patologiza: “locos” es bastante común escuchar sobre ellos.
Cuando uno va creciendo, con un poco de lectura crítica de las cosas, empieza a decodificar los criterios de “lo estándar”. También te das cuenta que cualquier mínimo apartamiento de esas reglas no escritas (en algunos casos), es automáticamente rechazado por la sociedad.
Si sos Marta Minujín, los mundos posibles se reducen a sólo dos opciones: te entienden o no te entienden. Hablamos de una mujer que rompió los esquemas desde muchos puntos de vista, pero siempre con una tremenda cohesión en sus ideas.
Es la que considera que el arte no puede quedar reducido al pequeñísimo mundillo de las prestigiosas galerías de arte, sino que debe ser abierto y popular para que alcance la mayor generalidad posible.
La que en algún momento prendió fuego todas sus obras de arte de una forma increíblemente conceptual. La que consideró que a las obras no podía siempre vérselas sólo parados, ubicados de forma perpendicular a ellas, y por ello armó una estructura de colchones, para que relacionarse con su arte sea cómodo y multifocal. La que plantea que hay que ser “transfracasado”, en un sistema que te exige aparentar éxitos hasta inexistentes para pertenecer.
Su arte está lleno de ideas, de conceptos, de pensamientos que forman un sistema hermoso de interpretar. Y dentro del mismo, la obra que a mí más me gusta es la más nueva: su Partenón de libros prohibidos. En realidad, es una reedición del que expuso en nuestro país en 1983, luego de la última dictadura.
Se trata de una estructura gigantesca, que representa al edificio de la Acrópolis. El mismo está recubierto de libros que alguna vez fueron prohibidos. 100.000 libros que fueron o aún son prohibidos en algún lugar del mundo. La muestra empezó en Kassel, pero va ganando nuevos destinos.
Para completarlo, inició una colecta con contenedores en varios puntos del país y del mundo. Pide que le escribas tu nombre y lugar de residencia, porque a partir de cierto punto desde el principio de la exhibición, las personas podrán empezar a llevarse los libros del Partenón.
Formar una estructura, el Partenón nada menos, con libros prohibidos, que las personas podrán apropiarse. Llevarse a su casa libremente lo que alguna vez fue prohibido. ¿Qué es el arte, sino esto?
Su obra es una de las más esperadas del año en los circuitos europeos. La exposición original fue en Documenta, la muestra de arte contemporáneo más importante del mundo. Aun así, la artista reconoce nunca haber vivido de las ventas de sus obras. Sí del arte, por canje.
Marta Minujín, la artista rubia que siempre usa anteojos y viste mameluco, es la icónica muestra de lo que implica transgredir. Pero además nos da una lección de cómo relacionar con absoluta coherencia el pensar, el sentir y el hacer.
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